domingo, 13 de marzo de 2011

ANALISIS DEL TEXTO “EL FINAL DEL ARTE”. ARTHUR DANTO

            No es lo mismo preguntarse si el arte tiene futuro que hacerlo sobre las características del arte en el futuro. La primera cuestiona su continuidad y la segunda la presupone. Comienza  Danto reflexionando sobre la dificultad de especular sobre el futuro ya que es inevitable la referencia a elementos formales conocidos. “Nada se parece tanto a su propio tiempo como la incursión de una época en su futuro”.
Haciendo ésta aclaración sienta la base de su ensayo en la teoría de Hegel cuando afirma que historia y arte han tomado direcciones diferentes, que la existencia del arte en el futuro no tendría el menor significado histórico.
En la búsqueda de un modelo final que remita al concepto de arte y a la cuestión de si el arte ha llegado a su fin, analiza dos modelos histórico-artísticos. Por un lado el arte mimético y por otro las formas de arte que la mimesis no puede caracterizar. Como si de una función matemática se tratara lleva al límite las situaciones producidas en cada uno de los modelos para ver su tendencia en ese supuesto estado.
            Recorre los medios de representación desde la hegemonía de la pintura pasando por la incorporación del movimiento en el cómic y el cine para terminar con el posible desarrollo de la holografía. Tensa este recorrido hasta el futurible de incorporar la palpabilidad en la representación preguntándose si esa evolución técnica supondrá realmente una evolución artística. Continúa buscando los límites de la representación hasta afirmar que si la técnica fuera capaz de generar un equivalente para cada modalidad perceptiva el arte habría llegado a su fin.
            Cuando a principios del siglo XX aparecen formas de arte que la mimesis no puede caracterizar es cuando entran en juego los conceptos de interpretación y expresión. Se empieza también a reconstruir la historia del arte pues la obra se utiliza para expresar algo del objeto representado. La representación pierde valor y es en ese momento cuando Danto lanza la duda y se pregunta en qué medida lo que él llama discrepancias con una equivalencia perceptiva ideal, se producen por un déficit técnico o realmente son debida a la expresión. En cualquier caso lo que sí se hace necesario es la explicación de la obra de arte. Cada una se ha de comprender en los términos que dicta el artista y lo que es cierto para uno puede no serlo para otro. La historia del arte se convierte así en la historia de cada uno de los artistas.
Llevando el modelo de nuevo al límite ve que el propósito esencial de los movimientos artísticos del siglo XX está en buscar constantemente su propia identidad. El arte se pregunta qué es arte. Remitiéndose de nuevo a la teoría de Hegel concluye que en este proceso de autoconocimiento es donde está el fin del arte. El arte se pregunta qué es arte y la respuesta, según Hegel, ha de estar en la filosofía por su carácter reflexivo, en el sentido de que la pregunta sobre su identidad forma parte de su identidad. Según Danto el arte finaliza cuando se sabe lo que es el arte y lo que significa. En este estado ideal todo se habría liberado y el arte iría directamente a cubrir necesidades humanas. “El arte siempre tendrá un papel que desempeñar si los artistas así lo desean”. La madeja se habría desenredado y se quedaríaN sin sentido galeristas, coleccionistas y exposiciones.      





1 comentario:

  1. JORGE ROARO:
    PARTE I: DANTO Y SU VISIÓN DEL ARTE
    ARTHUR COLEMAN DANTO (1924-2013) fue indudablemente uno de los más influyentes pensadores dedicados en el último medio siglo a reflexionar sobre la naturaleza del arte y el papel que éste juega en nuestro mundo hoy en día; desafortunadamente, eso no significa que este filósofo del arte haya contribuido gran cosa a enriquecer o a ayudar a entender mejor nuestra experiencia estética ante los fenómenos artísticos, ni mucho menos que haya aportado algo concreto que permitiese enderezar un poco el camino que sigue el arte institucional contemporáneo para sacarlo de su actual decadencia y mediocridad. De hecho, me parece que fue todo lo contrario, de modo que en las siguientes páginas trataré de explicar brevemente por qué creo que la influencia filosófica de Danto ha sido francamente negativa para el desarrollo de nuestra visión del arte contemporáneo.

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